Nabucodonosor, el gran rey de Babilonia, impuso por rey a Sedequías de quien demandó fidelidad. Pero él ni los funcionarios hicieron caso a lo que le ordenó Dios por el profeta, esto es, no se volvieron al Señor ni se sometieron al rey de Babilonia para evitar un desastre mayor. Los judíos pidieron la ayuda al faraón de Egipto llamado Hofra quien vino con sus ejércitos a defenderlos del asedio babilónico, así que temporalmente estos últimos se retiraron.

Los funcionarios nacionalistas  del rey creyeron que la retirada de los babilonios era señal de liberación pero el rey no compartía del todo esta conclusión pues temía las palabras del profeta, pero para estar seguro de ello envió a un funcionario a pedirle a Jeremías que orara por ellos, es decir, que pidiera al Señor que les revelara alguna palabra profética. Jeremías les respondió conforme a la revelación que el Espíritu le daba que sus aliados los egipcios estaban regresando a su tierra y los caldeos iban a volver a atacarlos e iban a quemar la ciudad. El juicio divino era definitivo al grado que si acabaran con el ejército babilónico y tanto sólo quedaran algunos hombres heridos ellos los vencerían.

Cuando Jeremías caminaba rumbo a su tierra en Benjamín Irías,un nieto del guardia real, lo acusó de querer pasarse a sus enemigos. Aún cuando Jeremías negó esta acusación fue golpeado y metido en la cárcel por supuestamente ser un traicionero al país cuando en realidad lo que quería es que se salvara.

El rey Sedequías por otro lado se enteró de ello y creyendo que tal vez el profeta se hallaría en una mejor disposición lo sacó en secreto y lo llevó a su palacio para preguntarle si Dios tenía alguna palabra para él. Jeremías respondió: Sí, que su majestad caerá en manos del rey de Babilonia. No era lo que él esperaba oír. El problema de Sedequías es que no tuvo el valor de creer lo suficiente en la palabra del profeta para en su momento hacer un cambio. Su temor a los partidarios del nacionalismo que rechazaban la palabra del profeta lo hizo ser un indeciso y cuando buscó una palabra de Dios ya era demasiado tarde. Por otra parte, Dios ya había hablado muchas veces antes pero por los oídos sordos de los de su nación ya no lo volvería a hacer.

Isa 55:6 “Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo,
llámenlo mientras está cerca.

Jeremías le preguntó que si por qué lo metían a la carcel? si él no había hecho nada malo, si lo único que había hecho era decírles la verdad y que todo lo que les había dicho se había cumplido. No obstante los falsos profetas que le habían dicho que no iba a pasar nada estaban libres aún cuando le habían mentido. Cómo contraste el valor de Jeremías con la actitud cobarde de este rey.

El profeta le pidió a Sedequías que no lo enviara otra vez a la cárcel porque moriría. EL rey lo dejó en el patio del palacio en libertad vigilada donde lo alimentarían hasta que se acabara el pan en la ciudad. Dios protegió a Jeremías por su fidelidad y eso hará con todos aquellos que confían que le creen y no se dejan vencer por las presiones de la vida